Comentario semanal para el periódico El Día de Tenerife
Les prometo que ni los que habitualmente escriben sobre internet ni yo mismo tenemos fijación alguna con esta señora. Que sólo nos mueve el desinteresado afán de quien quiere lo mejor para su sociedad: el avance y el progreso que han de redundar en un mayor nivel de satisfacción y felicidad para sus ciudadanos. Hecha esta introducción que parece sacada de un manual barato del político casero, o de un “hágase diputado en dos legislaturas”, tengo que volver a reproducir y amplificar lo último que ha declarado Carmen Calvo. Siempre me queda la duda de si estas tonterías son propias o le vienen ya dadas, de si es una mala ministra y una estupenda actriz con el único afán de verse fotografiada y mentada ayer, hoy y mañana. El sábado, a la misma hora en que cien mil personas la vitoreaban en Salamanca –entiéndase la palabra
vitorear en el delicado sentido que suele utilizar el precámbrico Manuel Fraga para referirse a las mujeres–, ella en Madrid se reunía en el Museo del Prado con otros setenta
homólogos. No sabemos si todos eran así de entretenidos como ella, si se llevaron una pintura cada uno como recuerdo, y menos quién pagó el sarao. La
cumbre tenía el filantrópico objetivo de defender la Cultura no sólo en este planeta, sino en toda nuestro sistema solar. La ministra tendría que aplicarse sus propios consejos y ver más cine español –es un mal trago, lo reconozco– y menos americano. La frase textual que pasará a la Historia dice así: “
La Unesco debe legislar para todos los planetas”. Que la fuerza la acompañe en su afán de aliar civilizaciones intergalácticas. Ustedes pensarán que pudo ser un desliz gramatical, como el que le ocurrió a un amigo mío inglés que, al quedarse sin butano, llamó por teléfono para solicitar que le cambiaran el bombero. No me lo creo. Si a la semana de perjurar el cargo ya demostró no saber lo que era el IVA, ¿cómo va a saber algo de la legislación espacial? Porque existe, aunque ella la desconozca. Y, además, la incumple. Eso le pasa por no ver los documentales culturales de la 2. ¿Qué ocurrirá el día que recibamos señales del espacio? Pues incluso esta remota posibilidad está prevista. En el año 1990, la Unión Astronómica Internacional estableció, con el apoyo de las principales agencias del espacio, una declaración de principios para el caso. Según ésta, los datos recibidos serían propiedad de la Humanidad, no de ningún país o institución privada y, una vez dilucidada la veracidad de la comunicación, la Humanidad sería informada del encuentro a través de la ONU. No hay nada que legislar ni canon alguno a aplicar, señora ministra. Si los marcianos emiten buena música, nos la podemos copiar sin ningún problema.