Comentario semanal para el periódico El Día de Tenerife
Y no me refiero ciertamente al
concejal tinerfeño Brito Arceo, del que me importan una higa su vida y milagros, que gane o que pierda �junto con su vergüenza� el demencial concurso, o que sea nominado para salir de la casa, para arbitrar el próximo Madrid�Barcelona, o para el Oscar al mejor actor de reparto. Me trae sin cuidado. Me preocupa mucho más que una institución tan respetable como la del
Defensor del Pueblo reclame sin ningún rubor el control y la censura previa en internet . Siempre pasa lo mismo, porque son mayoría los políticos populistas, tecnológicamente ágrafos y con más querencia a copar portadas que un tonto a conservar su lápiz. El señor Múgica podría entrar en la casa de Gran Hermano �seguramente su programa de televisión favorito� y ser el amo. Parece que estuviera esperando a una nueva y lamentable redada de pedófilos para saltar y mordernos los cables y las yugulares. Que la pornografía infantil viene de antiguo lo saben hasta los griegos. Cambian los tiempos y los medios, pero no cambian las costumbres. Hoy tenemos que vivir, convivir y malvivir con terroristas, racistas, pedófilos o traficantes ilegales de armas, drogas, órganos y personas. Matizo
ilegales porque también hay traficantes legales de las mismas cosas y no pasa demasiado. El citado Defensor ha pedido que se guarden al menos un año los datos de conexión del tráfico por internet de todos nosotros. Y que se identifiquen los usuarios de chats. Y que se pida el DNI a los que usen cibercafés. Y que la policía pueda utilizar todos esos datos guardados por los proveedores de acceso sin que sea necesaria la intervención judicial. Y un montón de disparates más que harían las delicias del sin par Torquemada. ¿Se imaginan ustedes entrando en una cabina teléfonica y teniendo que marcar su DNI antes de poder llamar? ¿Se imaginan que los funcionarios de Correos tuvieran que fotocopiar todos los documentos que pasan por sus manos? ¿Sería imaginable una redada entre los empleados del mismo Correos, de Seur o de cualquier compañía de mensajería por transportar cintas de video de contenido desconocido? ¿Tendrían que copiarse todas estas cintas antes de ser entregadas a su destino, por si las moscas, y ser guardadas durante un año? ¿Admitiría usted que le grabaran todas sus conversaciones telefónicas? La respuesta es clara, tanto que incluso este derecho fundamental, el del
secreto de las comunicaciones, está recogido en el apartado 3 del artículo 18 de nuestra Constitución. Y en algún otro de la Europea que soy incapaz de encontrar entre el fárrago. ¿Por qué entonces se trata de forma diferente a los internautas? ¿Quién nos defiende a nosotros de un Defensor del Pueblo que más parece salir de la aldea?