Me han llegado esta semana, por caminos bien diferentes, dos noticias que confluyen en el mismo punto común: la política científica del nuevo Gobierno es más de lo mismo. I+D lo mismo. Ya nos estamos acostumbrando a que estos recién llegados piensen una cosa, digan la contraria, y terminen haciendo una tercera, en clara contradicción con las dos anteriores. Y esta última suele ser dejar las cosas tan mal como estaban. Marear la perdiz. Curiosamente, la expresión equivalente a ésta en inglés es: "Beat about the bush". Que, literalmente, significa "golpear el arbusto". Los americanos no lo entenderían, pero aquí está bien claro: le damos caña seudopacifista a Bush y así el personal está entretenido. Pero ni eso. Porque de la repetida cantinela electoral de ZP que prometía "contabilizar los gastos de I+D reubicando los militares destinados a la fabricación de armamento en el lugar adecuado"... nada de nada. Como denuncia la Fundación por la Paz, dentro de los presupuestos presentados al Parlamento, la cantidad para I+D militar (más de 1300 millones de euros, 3 veces lo destinado a I+D civil o hasta 5 comparando con la investigación sanitaria) se desglosa en la propia del Ministerio de Defensa, más la asignada al Ministerio de Industria, donde ahora han metido la cosa tecnológica tras defenestrar el garito de Ciencia y Tecnología. Resultado: sólo 5 empresas -CASA, Santa Bárbara, SENER, ITP y los tan polémicos astilleros IZAR- se llevan en contratos militares el doble de dinero que todas las Universidades y el CSIC reciben en conjunto para Investigación y Desarrollo civil. La segunda parte del engaño es que el incremento en investigación iba a ser de un 25% anual. Misteriosamente ha menguado al 6%. Y este mismo dato es el que también han recibido "con sorpresa y profunda decepción" los científicos de elite que en febrero propusieron un Pacto de Estado por la Ciencia al Gobierno. Por este camino, la "sociedad del conocimiento" es una quimera. Y si miramos en las administraciones locales, el panorama es tan o más desolador. Ahí está la huelga de profesorado de la ULL, cuyo poder adquisitivo está por debajo del de sus colegas de enseñanza media. Claro que estos últimos tienen ahora una difícil papeleta: preparar las clases en la docencia de "Historia de las religiones" y, sobre todo, "Educación para la ciudadanía". Menudo marrón. Uno puede esmerarse en hacer comprender a sus alumnos los fundamentos del álgebra o la física cuántica. Pero ya me dirán ustedes qué explicamos en las nuevas asignaturas. Primera lección: "Respeto, talante, responsabilidad y tolerancia en los pasos de peatones", por ejemplo. Los homosexuales y los cantantes pasan primero, luego niños, viudas y militares sin graduación. Los penúltimos, los docentes. Y los últimos, los becarios de investigación. Si quieren comer caliente que se alisten al ejército, los muy pelmas.